lunes, 10 de agosto de 2009

¿DE CUÁL SORPRESA ESTAMOS HABLANDO?

Elecciones Presidenciales

Las encuestas a las que nos tienen ya acostumbrados los distintos Centros de Estudios, Empresas de Investigación e Institutos de la más diversa índole, pretenden arrojar luces respecto a las preferencias que tiene el electorado con relación a las próximas elecciones presidenciales. Aún no es tiempo de los pronósticos parlamentarios, o visto de otra forma, atraen en menor medida a la población.

Quizás convenga decir que éstas no son, en general, asépticas. Cada una de estas empresas investigadoras representa una clara postura ideológica y por tanto no es lejano el riesgo que estas mediciones y su amplia divulgación condicionen el acto final de este proceso: el voto.

Revisemos lo que han dicho las mediciones de la CEP, instituto que parece ser el favorito de los medios de comunicación y la clase política:

Junio 2008

Los encuestados pronosticaban a Ricardo Lagos como el candidato único de la Concertación con el 19% de las preferencias, seguido por Soledad Alvear (14%) y José Miguel Insulza con un 11%. Luego aparecía Frei con un 6%. En el sector de la Alianza, Piñera conseguía un 52% mientras Joaquín Lavin lograba un 20%.
Debe observarse la dispersión del voto concertacionista entre 5 eventuales candidatos contra sólo 2 alternativas aliancistas.

La eventual segunda vuelta da el triunfo de Sebastián Piñera con un 48% contra el 30% que conseguiría Eduardo Frei.

Noviembre – Diciembre 2008


Ratifica a Sebastián Piñera como eventual candidato de la Alianza a una gran distancia de Joaquín Lavín (57% contra 4%). Asimismo aparecen Evelyn Matthei y Pablo Longueira con cifras menores.

En la Concertación, aún manteniendo a Lagos como primera prioridad (23%) Eduardo Frei y José Miguel Insulza presentan cifras similares de preferencias (15% y 14%).

La etapa decisiva, entre Piñera y Frei sigue entregando la primera magistratura al representante de la derecha con una relación de 44& y 34%, un poco más estrecha que la medición anterior.

Junio de 2009

Aunque la medición general entrega todavía una ventaja general de Sebastián Piñera por sobre Frei (37% vs 30%), las preferencias en segunda vuelta entregan un empate de 39% para Sebastián Piñera y Eduardo Frei.

Esta medición considera las eventuales candidaturas de Marco Enríquez (Independiente), Alejandro Navarro (MAS), Adolfo Zaldívar (PRI) y Jorge Arrate (Juntos Podemos).

El punto de quiebre en esta encuesta es el 13% conseguido por el candidato independiente, cuyo improbable paso a segunda vuelta lo pone en el centro de la discusión.

La indagación del destino de esa cantidad de votos, revela que a lo menos el 44% podría denominarse “voto crítico de la Concertación”. No extrañamente sobre el 25% de tales votos, en esta eventualidad, serían nulos o blancos. El candidato Piñera captaría cerca del 20% del sufragio de Marco Enríquez.


No obstante las demás mediciones (Imaginacción, Adimark e Ipsos) tienen una menor relevancia política, en general, presentan resultados similares, tanto en términos de candidatos para segunda vuelta como en el destino de los sufragios que obtendría Marco Enríquez. Si le creemos a pié juntillas a éstas y a la difusión mediática de tales resultados, el próximo presidente sería Sebastián Piñera.

Muy probablemente no sea así. Si bien es cierto Piñera ha liderado las mediciones a una larga distancia, máxime cuando no estaban definidas las candidaturas definitivas (los casos Zaldívar y Navarro muestran que aún no lo están). En la medida que se ha ido acercando la fecha de la elección, las distancias son cada vez menores, llegando incluso al empate técnico en las alternativas de preguntas abiertas, situación que a inicios de año, no se preveía. Incluso es probable que la llamada “guerra sucia” establecida en las campañas de Frei y Piñera, perjudique con mayor amplitud a la postulación del empresario aliancista.

La impresión personal de quien escribe es que finalmente el próximo presidente de Chile será Eduardo Frei. Independiente de la posición que logre Frei y Piñera, lo medular seguirá siendo el voto en segunda vuelta de los adherentes al candidato independiente Marco Enríquez-Ominami.

Y en este escenario, debería imponerse el voto “contra Piñera”. De hecho las encuestas hablan de algo parecido respecto a lo concertacionista que es el voto de la candidatura independiente.

Es una lástima por el futuro gobierno. Será el del menos malo, en el marco de partidos políticos y alianzas que cuentan con baja aproximación a los ciudadanos, Dicho de otro modo, ilegítimos.


CADA CUAL VE LO QUE QUIERE VER

Varias de las mismas mediciones, en apartados menos difundidos, muestran esa variable: la confianza que existe sobre el accionar de las organizaciones políticas vigentes – los partidos -. La medición de Adimark de Junio 2009 muestra que aproximadamente el 60% de los encuestados rechaza el accionar tanto de la Concertación como de la Alianza. Según la medición de Imaginacción de Mayo 2009, Alianza por Chile alcanza a un 30% de aprobación, la Concertación un 27%, un 17% aprueba la performance del pacto Juntos Podemos y un 18% la de los parlamentarios. Una clara muestra de la percepción de los partidos y sus dirigentes.

La primera muestra de este desgaste ya lo había mencionado la encuesta MORI de marzo 2008 que situaba a los partidos políticos en el último lugar en su medición de confianza en determinadas instituciones, como la iglesia, las fuerzas armadas, los órganos del Poder Judicial, etc.

No en vano, variadas voces reclaman por los acuerdos cupulares en la política chilena. ¡Qué ingenuidad!

Cómo nos olvidamos que, con razón, se habla de la “clase política”. Que, sin ir más lejos, la vuelta a la democracia se logró por esa vía: un acuerdo entre los representantes de la dictadura, encabezados por Augusto Pinochet en persona, y los partidos políticos permitidos por el gobierno de facto. Un acuerdo que permitió el sistema binominal, la privatización de la educación, de la salud, la municipalización de la educación, etc, todos baluartes del actual sistema social, político y económico. Lo que demandaban las incipientes organizaciones nunca importó.

Hoy tampoco han importado. Puede verse en la constitución de las listas parlamentarias. El caso de Temuco es uno de ellos. La presión del Partido Radical Social Demócrata, cuya adhesión al proyecto de la actual Concertación es medular a los resultados que ésta pretende, logró que un diputado en ejercicio con alta votación popular, fuese “bajado” en beneficio de la colectividad dirigida por José Antonio Gómez. Y no es el único caso, las listas en sí mismas, obedecen a acuerdos cupulares entre las dirigencias. De hecho, la candidatura de Frei y de Piñera, también lo son.

Aunque polémicas, seguirán siendo el pan de cada día. Poco importarán, salvo la condición de anecdóticas, las agresivas reacciones de Camilo Escalona y de María Antonieta Saa. Las cuotas de poder seguirán siendo el objetivo único e irrenunciable objetivo de las dirigencias políticas.

Quizás la postura de Marco Enríquez frente a la eventual adhesión del PRSD y del PRI a su candidatura, en el sentido de que tal apoyo se aceptaría en tanto se hiciera sobre coherencias programáticas y no sobre cupos parlamentarios, sea una luz en el oscuro horizonte de la política chilena.

Quizás.